viernes, diciembre 22, 2006

EL PUNTO CRÍTICO

Desde mi posición ajena, me parece percibir que hay en Colombia una campaña contra los intelectuales, los profesores universitarios, los columnistas y en general todo el que insista en que la realidad es compleja. En un post anterior ya me había burlado de eso, y por lo tanto no me voy a extender mucho. Es curiosamente en ese ambiente anti-intelectual, anti-"hablar en vez de hacer" en que se vive en Colombia, que la crítica de arte está ganando visibilidad y reconocimiento poco a poco. Bien es cierto que es una crítica que es relativamente inofensiva para el statu quo, al menos al parecer de la gente que no sabe (como los que están en el gobierno) como es la crítica de arte en general, parece que lentamente gana terreno y visibilidad. Esa es la crítica de la que voy a hablar.

Y como no estoy muy enterado ni de las particularidades prácticas del quehacer artístico ni de las construcciones teóricas a su alrededor, voy a hablar del tema reseñando la editorial de una revista nueva sobre crítica de arte.

Aprovecho el hecho de que yo estoy más convencido que algunos críticos sobre la utilidad de la crítica.

En la editorial de REFLECTOR se plantea una pregunta elemental ¿PARA QUÉ LA CRÍTICA? y se responde de una manera bastante simple, aunque un poco técnica. Aunque, claro, no es una última palabra, sino lo que ellos llaman "el pitazo inicial de la discusión"

Espero no violar derechos de autor cuando tome tres frases particularmente esclarecedoras para una discusión de la utilidad o sentido de la crítica de arte. Ahí va la primera:

"El oficio de un crítico es el de un espectador que deja testimonio de su experiencia"

Si uno ha presenciado la escena bastante frecuente de un jovenzuelo tratando de impresionar a una jovenzuela en un museo, podrá apreciar la dificultad que implica dejar un testimonio de la experiencia de apreciar una obra de arte. Varias cosas nos saltan a la vista por su ridiculez en esos casos:
  • La idea de que hay una manera correcta de interpretar. Por ejemplo, el sicoanálisis, o el feminismo, o la posmoderna, o una "combinación óptima" de esas, idea con claras raíces en la modernidad más ingenua.
  • El alarde de una especie de sensibilidad exagerada, por el que el espectador hace el simulacro de que estuviera ante algo infinitamente misterioso y ajeno a nuestra realidad vulgar y cotidiana, es decir, lo sublime. Es curioso que esa idea no sólo es bastante popular entre la gente común, sino entre algunos críticos.
  • El uso de otros esquemas de consumo conspicuo (alarde de plata) más comunes para valorar las obras de arte, basándose en ciertos clichés sociales, que intentan hacer ver la elevada posición sociocultural del espectador. Es así como la posición social del artista, o las personas que han comprado los cuadros, se vuelven una parte importantísima de la experiencia estética. El placer de sentirse en la élite.
  • La improvisación de intrincadas (y a menudo incoherentes) teorías sobre la técnica utilizada para realizar la obra. Esto a veces no produce vergüenza ajena, sino que por el contrario, puede ser bastante interesante. De hecho, es la estrategia menos arriesgada para el que quiera usar una visita a un museo de arte como técnica de galanteo. Sin embargo, no todas las personas están igualmente dotadas para la formulación instantánea de teorías de apariencia sofisticada. Algunos fracasan estrepitosamente. Incluso los que tienen algún conocimiento sobre arte para darle algo de credibilidad a su teoría.
En mi opinión, un crítico "profesional" toma este testimonio como un trabajo, como algo que está produciendo para que otros enriquezcan su percepción del arte, y no como una forma de asumir cierta posición ante los demás. El crítico no emite sus conceptos para parecer inteligente, culto, refinado, o rico. Los emite para que el público tenga más elementos en su cabeza que enriquezcan la obra de arte. Más o menos como esos pequeños programas "plugins" que baja un navegador de internet para poder mostrar mejor las páginas web.

El crítico, claro, puede aspirar a más: puede aspirar a darle al público la oportunidad de enriquecer también su percepción del mundo en general, uno puede utilizar lo que dijo un crítico sobre un orinal en una galería para poder apreciar circunstancias absurdas de su vida como experiencias estéticas, por ejemplo. Un crítico muy bueno, puede dar herramientas para encontrar sentido.

"Esta experiencia está contruida a travez de una rejilla perceptiva que es diferente en cada expectador"

Estas rejillas que mencionan los editores son un concepto interesante, que merece alguna discusión.
En el renacimiento los artistas comenzaron a explorar con un rigor matemático el asunto de la percepción del espacio tridimensional, lo que se llama usualmente perspectiva. Leon Batista Alberti, un pintor italiano, inventó una técnica que sería después una analogía muy útil para la percepción en general: la rejilla, en italiano reticolato. El artista ponía un vidrio con una cuadrícula entre él y el modelo para poder encontrar la posición aparente de las cosas con precisión. (esto está descrito en su libro De pintura)
Siglos después, Wittgenstein se inspiró en este concepto para su teoría de la imagen, que dice que todos tenemos una rejilla de alberti para percibir, que determina lo que podemos ver y lo que no. Creo que esto es un tímido acercamiento de la filosofía occidental a la idea oriental de que la mente determina su realidad. Pienso que hay alguna relación, si bien no cercana, entre la rejilla de Wittgenstein y el punto de encaje de Castaneda.

Un crítico nos ayuda a crear una rejilla más fina, que nos permita ver más cosas en la obra, sin imponernos lo que debemos ver. Apegándonos a la analogía con la rejilla de Alberti, el espectador no entrenado tiene una rejilla con unas pocas lineas atravesadas irregularmente; el crítico nos muestra cómo podemos acomodar nuestra rejilla para ubicar los rasgos de la imagen con mayor precisión, y sobre todo para ubicar más rasgos de la imagen.

"El crítico no puede entonces ofrecer una descripción objetiva y absolutista de su objeto de estudio, sino traer a la conciencia esta estructura de percepción para tratar de exponer racionalmente sus reacciones a la obra"

Más importante aún que el ayudar a acomodar la rejilla, es el hecho de llamar la atención sobre el hecho de que está ahí. La crítica nos hace concientes de nuestra rejilla, lo cual es un gran logro. Nos hace conscientes de ella, y nos ayuda a conocerla bien, lo que entre otras cosas nos ayuda a no darle un carácter universal y absoluto a nuestra percepción, error que es demasiado frecuente.

Me abstengo de comentar el primer artículo de la revista, escrito por el filósofo y realizador Juan Carlos Arias, porque con la editorial ya tuve más que suficiente tema para un post. Espero haber logrado mi cometido de abogar por la utilidad de la crítica. Aún ante los críticos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la larga discusion que se ha tenido sobre la crítica (entre nosotros y en general)rinde frutos en el sentido de que como se vio en el principio del post se es menos criptico en plantear la utilidad del analista del audiovisual para el espectador raso.

Lo más importante para mi es que el crítico cultive el criterio propio del espectador y no se confie demasiado en las odiosas estrellas calificadoras de películas que le engordan la pereza al espectador.

Gracias por el post Alvaro, se nota que salio de la inquietud de muchos desde el principio de la discusion en "la silla electrica"... Falta ver que dice Shoegazer!

Anónimo dijo...

Creo coincidir con Lanark en que en todo crítico debe haber una intención didáctica, un esfuerzo por acercar al espectador/lector aquellos detalles que en principio sólo suelen ser captados por los profesionales.

El valor de la crítica ha caído en picado durante el siglo XX. Primero porque se ha caído en un exceso de crítica, apareciendo críticos por todas partes y, lo que es peor, generándose una especie de moralismo crítico, que intenta imponer lo que se debe y no se debe hacer, lo que debe estar de moda y lo que no.

Por otro lado, resulta esperpéntica la pedantería en la que han caído muchos críticos, algunos de ellos recién salidos de la universidad -casi analfabetos, por tanto- y emperifollados con toda una jerga insoportable sobre Teoría de la Estética nacida de lecturas un tanto ingenuas de autores como Deleuze, Derrida, Adorno o Benjamin. Autores a los que no descalifico: simplemente me limito a señalar que quizás les vengan demasiado grandes a muchos.

Por último, una pregunta: ¿Acaso esa rendija de Wittgenstein -o punto de encaje de Castaneda- no conduce necesariamente al constructivismo?

Lanark dijo...

Bochica: Gracias por los ánimos. Los periódicos colombianos publican las columnas de los críticos "de verdad" los buenos como Hugo Chaparro o Sergio Becerra, los regulares como Juan Carlos González y Mauricio Laurens, como también los que no son críticos sino propagandistas de su canal, como Dago García. O las presentadoras como Diana Rico (ella pueda que algún dia llegue a ser crítica). Pero para la gente que no quiere leer una columna donde, por más que la escriba Dago, no le van a decir qué ver y qué no ver tienen las estrellas. La asignación de las estrellas es un proceso misterioso, que me imagino que tiene mucho de intriga comercial de los distribuidores. Pero muy poco con los críticos o incluso seudocríticos.

Stavrogin: Si, esa actitud acrítica ante el aparente sinsentido de ciertos discursos posmodernos ha hecho realmente mucho daño, en mi opinión. Cuando digo aparente sinsentido, quiere decir que a veces es aparente. Es bastante desafortunado el hecho de que al enfrentarse con un texto enredadísimo que claramente no entienden, en lugar de esforzarse más por entenderlo o reconocer su fracaso, opten por hacer una simulación de que lo entendieron, que consiste en adoptar un lenguaje igualmente incomprensible. Una actitud digna del recursivo Cantinflas.

Sobre el constructivismo... yo solía despreciarlo un poco, porque la primera versión de él con la que me tropecé eran unas teorías pedagógicas que pretendían que el desarrollo histórico de la ciencia sería reconstruído en el proceso de aprendizaje con sólo poner al estudiante ante los hechos, como si ese proceso fuera el único posible.

Después, resultó que ese constructivismo pedagógico ingenuo había resultado de un proyecto de ideologización del sistema educativo, intentado desde la izquierda sin más consecuencias visibles que una gran confusión.

Pero resultó también que había otro cosntructivismo o mas bien que los maniáticos de las clasificaciones habían dado en agrupar bajo ese rótulo las teorías de Piaget, Vygotsky, Maturana, Watzlavicz (el autor de "el arte de amargarse la vida") y las divagaciones literarias de Morin y de Bachelard. Pero decir que la mente construye la realidad es casi una tautología, y por lo tanto es un punto de partida demasiado poco concreto para clasificar nada.

En ese sentido, podría decirse que el Budismo y el Hinduísmo también son constructivismos, por más ridículo que suene. Y el chamanismo, claro, ya que estamos.

Anónimo dijo...

A veces la critica si

Leyendo tu entrada y los comentarios recordé que hace algunos semestres fui a una charla sobre critica en el cine colombiano, y muchos decían lo mismo que Bochica con respecto a las odiosas estrellas, lo curioso era que también asumían desde una perspectiva sociológica que el papel del critico con respecto al arte y el espectador era el mismo del cura con respecto a dios y la gente. Yo lo interprete como que para algunos críticos la labor cae en estar mas cerca de una institución y legitimarla como para los curas a veces es mas importante el hecho de la iglesia que el hecho de dios, pero igualmente me pareció que un verdadero critico no cabe en esos parámetros.

Estoy completamente de acuerdo con la frase que para mí resume: "Más o menos como esos pequeños programas "plugins" que baja un navegador de internet para poder mostrar mejor las páginas web".

Y pues para aportar en la pregunta de Stavrogin solo busque un poco en la wiki (http://es.wikipedia.org/wiki/Constructivismo_%28filosof%C3%ADa%29) sobre constructivismo y soy conciente de que la wiki a veces puede equivocarse entonces no se si mi percepción sobre este movimiento no sea la adecuada. Imaginándome que la referencia a constructivismo la hace Stavrogin para el caso de la filosofía de la ciencia diría que por lo menos el punto de encaje de castaneda no es constructivismo porque este punto se puede mover a voluntad después de varias practicas y puede generar el parar el mundo (ver sin que el punto de encaje se centre en una visión determinada de la realidad) cosa que según wiki el constructivismo asume como imposible.

Señor Lanark… me parece bien el comentario con respecto a lo de la simulación en el entender, pero me parece que cantiflas si bien cae en esa clasificación tiene varias características diferentes que no lo justifican pero si lo hacen por lo menos mas digno de esa actitud. A pesar del manejo de otros lenguajes el hombre trata y a la final casi siempre logra expresar el inconformismo que no radica en un discurso ajeno sino en una situación que realmente vive y le duele como le duele a los de su clase.

Un saludo

Lanark dijo...

Toniov: Algo un poco tramposo de mi texto, es que sólo mencioné uno de muchos aspectos en los que la crítica de cine es útil. El crítico tiene también una posición privilegiada que le permite mediar entre el artista y el público; se espera que tenga más acceso al artista que el resto del público, y pueda sacarle más jugo a su comunicación con él. Y pueda también influírlo de una manera más adecuada.

En el caso del crítico de cine, también debería tener una influencia sobre la industria cinematográfica, pues él es parte del público, y de hecho la parte del público que posee más información y criterio. Y también debería influír la manera como los medios informan sobre arte.

Sobre Castaneda y el constructivismo, repito que me parece que la definición de constructivismo es muy floja, y ahí cabe cualquier cosa. En la mayoría de los "constructivismos", de todos modos, la mente no puede realmente tomar muchas decisiones para construir su realidad, y por lo tanto sí se aleja de la idea chamánica del punto de encaje, o de la idea budista del prapañca, la mente creando la realidad.

Aunque hay que reconocer que al menos en una aproximación inicial, el budismo parte de la idea de conocer la realidad para poder no comprometerse con ella, mientras que el chamanismo parece estar orientado al control, que es una forma de compromiso.

Lanark dijo...

Toniov: Ah, y olvidé lo de cantinflas. Desde luego, la emulación del cómico mexicano tiene un componente importantísimo de ironía, y, desde luego, de sentido del humor, de la cual los recitadores de discursos posmodernos carecen.

Lanark dijo...

Por cierto, el Elefante Azul se ha embarcado en un proyecto de Crítica Combinatoria. No tiene mucho que ver con la crítica de verdad, pero es interesante de todos modos, para el que esté interesado.

COMPREN, COMPREN