jueves, junio 28, 2007

ESTE BLOG NO SE ACABÓ

Imagen: Máquina de escribir, obra de Jules White.

Ah, esto es mucha sequía. Un post sobre no escribir en blogs. Menos mal no soy el único.

Por estos días, según puedo hacer un diagnóstico parcial y poco representativo, yo diría que hay una especie de sequía bloguera. La media docena de blogs que visito no ha actualizado con mucha frecuencia, exceptuando tal vez el blog de Alejandro Gaviria, y mi amiga Marcelius, que nos ha mantenido a los lectores al tanto de sus cuitas en tierras teutonas. Tiempos ocupados, y, cuando no ocupados, cargados de malparidez cósmica y otras mañas adolescentes que no podemos dejar.

El caso es que no puedo evitar pensar en esto de escribir en un blog más que en términos de lo que uno da y lo que uno recibe. Escribir, para empezar, debe ser una tarea agradable para que uno lo haga, porque, por más que uno sea un bloguero muy popular con más de 50 comentarios por texto, todas las palmadas en la espalda del mundo no pueden sentar a nadie a escribir cuando no quiere. De modo que para empezar, uno sí quiere escribir. Francamente, me parece que gran parte de la gracia está en exponer a los demás a lo que uno escribe. Hay algo de imposición en el asunto, una especie de exibicionismo. Si fuera el caso que uno escribe sólo para sí mismo, no habría tantos blogs que se cerraron porque al autor le pareció que no valía la pena escribir si nadie lo lee.

Otros blogueros, claro, cierran su blog porque se dan cuenta de que es un vicio, no tanto el escribir (ojalá fuera ese el vicio) sino estar pendiente de lo que le comentan. Si ese es el caso, yo recomendaría más bien dejar de ver los comentarios por un tiempo: eso será difícil, pero la gracia es que precisamente es un ejercicio desafiante para la voluntad. Digo, hacer eso en vez de cerrar el blog.

Mi caso no es uno ni otro, porque por el momento tengo justo la audiencia que quisiera tener. De hecho, me sentiría mal por no contestar comentarios. Hay blogueros que no lo hacen, y no digo que sean maleducados o algo así, pero en este blog en particular me sentiría mal de no contestarlos, porque me doy cuenta de que es más difícil para ellos comentar que para mí escribir. No es que vaya a ser condescendiente con ellos, porque creo que no lo soy, pero sí me parece que merecen mi atención, más de lo que yo merezco la de ellos en primer lugar.

Incluso me siento mal por no comentar en otros blogs. En algunos, me lo impiden misteriosas circunstancias técnicas, como en el caso del blog de Alvaro Naira, blog que por alguna razón parecen rechazar mis navegadores. En otros, como el de Stavrogin, me habitué a escribir opiniones que aporten, y usualmente alguien dice lo que yo ya pensaba decir, y me quedo sin nada que opinar. Y ese es un blog en el que los comentarios suelen inponer un nivel alto de sofisticación, que a uno le parece que podría fácilmente echar a perder. Usualmente, las razones para no comentar en otros blogs se acercan más al caso de Stavrogin que al de Alvaro, pero aún más frecuentemente tienen que ver con que no tengo tiempo ni atención para visitar blogs. Especialmente en estos tiempos extrañamente desérticos para toda la blogósfera.

En fin. No creo, o mas bien, espero que no vuelva a pasar, que vuelva a tener que escribir un texto como éste sobre no escribir blogs. Pero para que no parezca que se está perdiendo gran cosa, las ideas sobre las que podría escribir si mi cabeza diera para tanto, serían las siguientes:
  • La psicología transpersonal
  • El aniversario de 50 años del departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Glasgow (todavía estoy recogiendo fotos e impresiones para eso)
  • El arma "punto de vista" (POV weapon) en la guía de la galaxia echando dedo: la película. Hey, un momento. Ese sí valdría la pena.
  • El arte del acecho en Castaneda. Uno difícil de escribir.
  • Reseña del libro "Shabono" de Florinda Donner-Grau. (uy, me doy cuenta de que no he reseñado ningún libro. Qué paila.)
  • Reseñas de cualquier pendejada que me encuentre en la interné.
En fin. Por falta de temas no sufrimos. Es falta de voluntad para escribir, más bien.

COMPREN, COMPREN