sábado, octubre 28, 2006

EL OBSERVADOR LIMITADO

Pronto por fin me voy a atrever a comentar algo que, en general, me parece problemático comentar, y es porqué esos cuentos de la lógica cuántica, y en general, todas esas descripciones novedosas que han provocado un remezón en una disciplina particular, se comienzan a probar en disciplinas completamente distintas, con la esperanza de lograr avances revolucionarios. Lo que algunos, con razón o sin ella, echan en un solo costal y llaman "el nuevo paradigma".

Para ambientar la discusión, voy a hablar antes de lo que sería el anterior paradigma, el que imperó durante el siglo XX, al menos entre los físicos. El texto sobre el nuevo paradigma, vendrá después Eso de los paradigmas, y el hecho de que esté de moda clamar por uno nuevo, vale la pena aclararlo primero con unas definiciones que le debemos a Thomas S. Kuhn, la de la ciencia normal, y la ciencia revolucionaria. Kuhn notó que había dos tipos de dinámica bastante diferentes en el desarrollo de la ciencia, y por eso, las caracterizó aparte

  • Ciencia normal, es la investigación que se realiza simplemente acumulando datos experimentales, generando sólo hipótesis concretas a partir de las teorías establecidas, y limitándose a afinar algunos aspectos puntuales de las propias teorías

  • Ciencia revolucionaria, es la investigación que da lugar a la falsación de un gran cuerpo conceptual, sea una parte importante de una teoría, o incluso varias de ellas completas.
Aunque Kuhn explicó hasta el cansancio que la mayoría de lo que sabemos viene del primer tipo de investigación, y que necesariamente es la actividad que debe predominar en el tiempo, los que lo han leído superficialmente creen que lo que él hizo fue decir que la ciencia normal es mala, porque es aburrida, y la ciencia revolucionaria es buena, porque es exitante. Otros, menos ignorantes, simplemente dicen que nuestra época es diferente a todas las demás épocas (una actitud un poco adolescente, a mi parecer) y que estamos llamados a dedicarnos sólo a la ciencia revolucionaria, porque la otra es para épocas más reposadas.

Y ahora, por fin, puedo aterrizar en el tema del dichoso observador limitado, que mis amables pero escasos lectores probablemente no se imaginen aún qué carajos es. Cuando Newton comenzó a pensar su "filosofía natural" (es decir, su física), él se inspiró en una cierta idea religiosa de un Dios todopoderoso, que en esencia era también un observador todopoderoso. Dios ni siquiera tenía que medir, pues todo estaba, por principio, en su mente, con pelos y detalles. Y la forma como esta idea se plasmó en una física tiene varios aspectos, de los cuales me interesan dos: Dios observa desde un punto de vista privilegiado (absoluto) y Dios observa todos los aspectos de las cosas al tiempo, con precisión infinita. Esta idea, que hoy, siguiendo a Kuhn, diríamos que era parte de un paradigma, lo guió en su creación revolucionaria de una nueva teoría física.

Varios siglos de ciencia normal siguieron a la revolución que supuso la aparición de la ciencia moderna, y comenzaron a aparecer resultados que no cuadraban bien en el esquema newtoniano. Unos fueron los que resuoltaron de la observación de los fenómenos electromagnéticos, que después de idas y venidas que les ahorraré a mis lectores, desembocaron en la conclusión de que para describirlos había que renunciar a la idea de un punto de vista absoluto para el movimiento (un marco inercial absoluto). Se formuló entonces la Teoría de la Relatividad. Otros resultados, llevaron a la conclusión de que para describirlos había que renunciar a la posibilidad de un observador omnipotente, porque ciertas características no se podían determinar simultáneamente (observables incompatibles) Apareció la Teoría Cuántica.

Estas dos dificultades del paradigma newtoniano dieron lugar a dosrevoluciones paralelas que abrieron el siglo XX con una gran agitación intelectual (junto con otra revolución marcada por la aparición de las vanguardias artísticas, y otras revoluciones aún más dignas de ese nombre, en las que probablemente está pensando el lector).

Para los aficionados a hablar de paradigmas, surge la pregunta del millón: ¿Hubo uno, o varios paradigmas, que hayan inspirado estas nuevas teorías? Me atrevería a conjeturar que el hecho de que haya sido posible pensar en estas teorías estuvo en alguna medida moldeado por el proceso de industrialización acelerada, con los desarrollos tecnológicos que lo provocaron y que él mismo provocó.

Tal vez, en el siglo XX era más atractivo pensar en un observador con los pies sobre la tierra, que revisa sus máquinas consciente de su limitación, a un relojero que construye un reloj perfecto que nunca va a necesitar mantenimiento.Diera la impresión de que Newton estaba más consciente de la inspiración metafísica de su trabajo que los artífices de las grandes revoluciones (científicas, al menos) del siglo XX. En realidad la relatividad, y en particular la Teoría General de la Relatividad, tomó algún tiempo para ser comprendida cabalmente por la comunidadcientífica, y con la Teoría Cuántica todavía estamos despelucándonos. Es fácil decir hoy en dia que el quid del asunto en el paso de la Física Clásica a la Física Cuántica está en la renuncia a la posibilidad de un observador omnipotente, pero no creo que alguien lo hubiera podido decir a principios del siglo XX, y menos aún que le hubieran parado bolas en ese tiempo.

COMPREN, COMPREN