jueves, diciembre 20, 2007

APOCALIPSIS SIN APOCALIPSIS

Imagen: Tim Roth interpretando a Dominic Matei en "Youth without youth", película de Francis F. Coppola basada en una novela de Mircea Eliade

Quien escribe estas lineas apenas sí sabía que Francis Ford Coppola es famoso en primer lugar por el clásico del cine de gángsters "The Godfather", y que después de esa película no llegó a disfrutar nuevamente del mismo grado de popularidad, aunque se acercó cuando filmó "Apocalypse Now", película le dio la tal vez merecida fama de director rebelde. El resto de sus películas, según leo en un artículo con entrevista en The Observer (el alter ego dominical de The Guardian), han pasado sin pena ni gloria y no le han permitido ingresar al variopinto panteón de los directores "con un estilo".


La razón por la que me pongo a pontificar sobre cine, este tema del que se tan poco, es una película de Coppola que resultó en medio del curso informal acelerado de apreciación cinematográfica en el que circunstancias muy felices me han matriculado. Hasta ahora, van una película de Godard, dos de von Trier y un western clásico en la pantalla de mi portátil recién adquirido (windows XP y Vector Linux en cohabitación pacífica). Amén del mejor musical que haya visto jamás ("les dameiselles de Rochefort") y otro montón de películas excelentes en la pantalla grande, hoy volví al Glasgow Film Theater (GFT) para ver la película nueva que dirigieron Coppola y basada en un libro de Mircea Eliade, religiosólogo rumano que me entretuvo varias tardes de domingo en la biblioteca Virgilio Barco con su historia de las religiones.


De modo que no fue Coppola quien me atrajo, sino Eliade. Antes de hablar sobre la película, incurriré aún otra vez en contar mis circunstancias personales: en esa película me divertí como un enano. Tal vez debería decir que fue interesante, que fue universal, que fue bien hecha, bien actuada, etcétera, y todo sería cierto, pero es que tiene la impronta de las historias tostadas(1) buenas: hacen reir mucho. Probablemente tenga también otra impronta, que tal vez podría llamar la otra cara de la moneda: provocan pesadillas.


La película se llama "Youth without youth", y es sobre un lingüista que busca el lenguaje primigenio universal con la saña obsesiva del científico, y cuando va a cumplir 70 años y siente que ha invertido medio siglo en una causa perdida, le es dada, presuntamente por azar, una oportunidad de llevar su proyecto absurdamente ambicioso a buen término. Lo golpea de lleno un rayo, y no sólo no muere, sino que su cuerpo recupera la juventud, con sus facultades no solo conservadas sino curiosamente aumentadas (como parecen sospechar las hermosas enfermeras rumanas ¿se las imaginan? que lo cuidan).


La recuperación milagrosa de Dominic Matei, nuestro héroe, atrae la atención de los nazis, que desde luego tienen su científico loco de planta que hace experimentos con corrientazos de millones de voltios para crear una nueva raza de superhombres. Pero la película va mucho más allá de acercarse al delicioso tema de nazis zombies, y aborda el tema de el humano perfeccionado con una multitud de elementos chamánicos, budistas y demás, que desde luego le hace justicia a Eliade.


Un aspecto mas bien perturbador del rejuvenecimiento del profesor Matei eran unas pesadillas que comenzaron justo desde el corrientazo (hablo del rayo, no del almuerzo(2)). En ellas, él conocía a otros varios yoes, y al menos uno de ellos estaba con él también en vigilia, al principio visible en los espejos, después visible para él en el mundo normal, y después incluso visible para otra persona. No pude menos que identificarlo con lo que Castaneda llama "el otro", una personificación de uno mismo que aparece cuando uno tiene suficiente energía para moverse entre distintos mundos. Una versión del sujeto que está menos comprometida con este mundo que con otros en los cuales éste se mueve.


PARA VER LA PELÍCULA


Para ser consistente con lo que he dicho de la crítica cinematográfica, aunque sin pretenderme crítico, y para contrarrestar cualquier efecto negativo sobre la película, haré algunas preguntas que espero permitan al espectador apreciar más de ella:



  • ¿Cuál es el punto de vista del espectador ofrecido por la cámara? Muchas veces es el del protagonista, muchas el de "el otro" del protagonista, y otras veces, el narrador desapegado. (esto es mérito, según leo por ahí, del joven director de fotografía rumano Mihai Malaimare, al menos en parte)

  • Relacionado con lo anterior, ¿cómo las distintas direcciones en el espacio en las que se sitúan los personajes respecto a otros representan distintos puntos de vista? (ah, nuevamente, los puntos de vista)

  • ¿cuánto tiempo se demoraría uno en acostumbrarse a una edad diferente, si el cambio fuera súbito?

  • ¿Porqué una parte del personaje termina rebelándose contra su obsesión de toda la vida, pero también en cierto modo contra sus impulsos humanos? Eso es algo que no me quedó claro a mi, por cierto.

En fin. Muy, muy recomendada, esta película. Me parece que tiene elementos para que le guste a muchos tipos diferentes de espectadores. Tiene muchos elementos muy profundos, pero sugiero verla con un ánimo ligero.


¿APOCALIPSIS?


Después de publicar el post, me doy cuenta de que no toco para nada el tema sugerido en el título, cosa irritante por lo menos. Está, claro, la referencia a una película anterior de Coppola. Pero es que esta es una película que incluye una pequeña reflexión sobre el apocalipsis. El científico loco nazi habla de la inminencia de un "holocausto nuclear" (curiosa expresión viniendo de él), y en una de sus conversaciones con su otro yo, Matei discute el hecho de que lo que es inminente es la aparición de un nuevo tipo de humanos, algo del estilo de la "La mutación [que] no puede ser mental, sino genética" de Houellebecq. De modo que, olímpicamente, le escurro el bulto a ese excelente aunque muy ladrilludo artículo que enlacé, para que el lector intenso piense en otro tipo de apocalipsis.


Notas:


(1) Entiéndase por cosa tostada algo ideado en un cerebro frito. Entiéndase por frito un cerebro que ha sido sometido a algún tipo de proceso enajenante, como por ejemplo ayunos, meditación, consumo continuo de sicodélicos, o exposición crónica a música destemplada de carrito de helados.


(2) En la jerga actual colombiana, un corrientazo es el nombre que se le da a un almuerzo corriente, antes llamado almuerzo ejecutivo. El nombre anterior era inexacto, desde luego, porque el almuerzo mínimo estándar no tiene nada que ver con ejecutar nada. Pero les hacía justicia a los que tenían pretensión social de quienes se dicen ejecutivos, lo cual me dice que aspiran a explotar a los demás en vez de hacer algo útil.

COMPREN, COMPREN