
Y como no estoy muy enterado ni de las particularidades prácticas del quehacer artístico ni de las construcciones teóricas a su alrededor, voy a hablar del tema reseñando la editorial de una revista nueva sobre crítica de arte.
Aprovecho el hecho de que yo estoy más convencido que algunos críticos sobre la utilidad de la crítica.
En la editorial de REFLECTOR se plantea una pregunta elemental ¿PARA QUÉ LA CRÍTICA? y se responde de una manera bastante simple, aunque un poco técnica. Aunque, claro, no es una última palabra, sino lo que ellos llaman "el pitazo inicial de la discusión"
Espero no violar derechos de autor cuando tome tres frases particularmente esclarecedoras para una discusión de la utilidad o sentido de la crítica de arte. Ahí va la primera:
"El oficio de un crítico es el de un espectador que deja testimonio de su experiencia" |
Si uno ha presenciado la escena bastante frecuente de un jovenzuelo tratando de impresionar a una jovenzuela en un museo, podrá apreciar la dificultad que implica dejar un testimonio de la experiencia de apreciar una obra de arte. Varias cosas nos saltan a la vista por su ridiculez en esos casos:
- La idea de que hay una manera correcta de interpretar. Por ejemplo, el sicoanálisis, o el feminismo, o la posmoderna, o una "combinación óptima" de esas, idea con claras raíces en la modernidad más ingenua.
- El alarde de una especie de sensibilidad exagerada, por el que el espectador hace el simulacro de que estuviera ante algo infinitamente misterioso y ajeno a nuestra realidad vulgar y cotidiana, es decir, lo sublime. Es curioso que esa idea no sólo es bastante popular entre la gente común, sino entre algunos críticos.
- El uso de otros esquemas de consumo conspicuo (alarde de plata) más comunes para valorar las obras de arte, basándose en ciertos clichés sociales, que intentan hacer ver la elevada posición sociocultural del espectador. Es así como la posición social del artista, o las personas que han comprado los cuadros, se vuelven una parte importantísima de la experiencia estética. El placer de sentirse en la élite.
- La improvisación de intrincadas (y a menudo incoherentes) teorías sobre la técnica utilizada para realizar la obra. Esto a veces no produce vergüenza ajena, sino que por el contrario, puede ser bastante interesante. De hecho, es la estrategia menos arriesgada para el que quiera usar una visita a un museo de arte como técnica de galanteo. Sin embargo, no todas las personas están igualmente dotadas para la formulación instantánea de teorías de apariencia sofisticada. Algunos fracasan estrepitosamente. Incluso los que tienen algún conocimiento sobre arte para darle algo de credibilidad a su teoría.
En mi opinión, un crítico "profesional" toma este testimonio como un trabajo, como algo que está produciendo para que otros enriquezcan su percepción del arte, y no como una forma de asumir cierta posición ante los demás. El crítico no emite sus conceptos para parecer inteligente, culto, refinado, o rico. Los emite para que el público tenga más elementos en su cabeza que enriquezcan la obra de arte. Más o menos como esos pequeños programas "plugins" que baja un navegador de internet para poder mostrar mejor las páginas web.
El crítico, claro, puede aspirar a más: puede aspirar a darle al público la oportunidad de enriquecer también su percepción del mundo en general, uno puede utilizar lo que dijo un crítico sobre un orinal en una galería para poder apreciar circunstancias absurdas de su vida como experiencias estéticas, por ejemplo. Un crítico muy bueno, puede dar herramientas para encontrar sentido.
"Esta experiencia está contruida a travez de una rejilla perceptiva que es diferente en cada expectador" |
En el renacimiento los artistas comenzaron a explorar con un rigor matemático el asunto de la percepción del espacio tridimensional, lo que se llama usualmente perspectiva. Leon Batista Alberti, un pintor italiano, inventó una técnica que sería después una analogía muy útil para la percepción en general: la rejilla, en italiano reticolato. El artista ponía un vidrio con una cuadrícula entre él y el modelo para poder encontrar la posición aparente de las cosas con precisión. (esto está descrito en su libro De pintura)
Siglos después, Wittgenstein se inspiró en este concepto para su teoría de la imagen, que dice que todos tenemos una rejilla de alberti para percibir, que determina lo que podemos ver y lo que no. Creo que esto es un tímido acercamiento de la filosofía occidental a la idea oriental de que la mente determina su realidad. Pienso que hay alguna relación, si bien no cercana, entre la rejilla de Wittgenstein y el punto de encaje de Castaneda.Un crítico nos ayuda a crear una rejilla más fina, que nos permita ver más cosas en la obra, sin imponernos lo que debemos ver. Apegándonos a la analogía con la rejilla de Alberti, el espectador no entrenado tiene una rejilla con unas pocas lineas atravesadas irregularmente; el crítico nos muestra cómo podemos acomodar nuestra rejilla para ubicar los rasgos de la imagen con mayor precisión, y sobre todo para ubicar más rasgos de la imagen.
"El crítico no puede entonces ofrecer una descripción objetiva y absolutista de su objeto de estudio, sino traer a la conciencia esta estructura de percepción para tratar de exponer racionalmente sus reacciones a la obra" |
Más importante aún que el ayudar a acomodar la rejilla, es el hecho de llamar la atención sobre el hecho de que está ahí. La crítica nos hace concientes de nuestra rejilla, lo cual es un gran logro. Nos hace conscientes de ella, y nos ayuda a conocerla bien, lo que entre otras cosas nos ayuda a no darle un carácter universal y absoluto a nuestra percepción, error que es demasiado frecuente.
Me abstengo de comentar el primer artículo de la revista, escrito por el filósofo y realizador Juan Carlos Arias, porque con la editorial ya tuve más que suficiente tema para un post. Espero haber logrado mi cometido de abogar por la utilidad de la crítica. Aún ante los críticos.
Me abstengo de comentar el primer artículo de la revista, escrito por el filósofo y realizador Juan Carlos Arias, porque con la editorial ya tuve más que suficiente tema para un post. Espero haber logrado mi cometido de abogar por la utilidad de la crítica. Aún ante los críticos.