viernes, julio 25, 2008

LOS ADVERSARIOS

Imagen: efigie de Eris, uno de los pocos dioses dignos de tal nombre.

You see me in a foreign face
In ships that sink without trace
In your father's doubt
Will he praise or shout?

Behind the burning cross
Begrudged imagined loss
When you run to me, run to me, run to me

You try to fly, but you cannot fly
You try to hide, but I'm by your side
You run from me, run from me, run from me
I am the adversary
I am the adversary
I am the adversary
I am your foe
I go where you go

El primer CD que me compré, por allá en los años 90s, fue la banda sonora de una película de Wim Wenders que no he visto, que se llama "Bis ans Ende der Welt" (hasta el fin del mundo). Estamos otra vez apocalípticos, como el señor Reed-Durden. Pero no me detendré sobre eso. Recuerdo que el siguiente primero de enero amanecí en la terraza de mi casa en Pasto oyendo ese disco, en medio de el paisaje de apariencia post-nuclear que suelen dejar las celebraciones de año nuevo en esa ciudad. El disco tiene muchas canciones buenísimas, pero hay una de ellas en particular que recuerdo hoy porque tiene que ver con el tema que quiero tratar. Se llama "The adversary" y lo canta Crime and the City Solution. Esa es la canción a la que peretenece la letra transcrita en el recuadro de color pastel.

En mi opinión, la canción se refiere a algún tipo de arquetipo relacionado con nuestros temores, algo así como el Hombre que nos Roba las Novias (l'homme que ens roba les nóvies) de Albert Pla. La idea de un adversario personal me parece ahora muy atractiva gracias a un libro que estoy leyendo. En el libro, encontré la mejor definición de un dios que uno pueda imaginarse: un adversario personal. Algo que trata de colonizarlo a uno por dentro y convertirlo en algo diferente. Un animal dentro de nosotros que trata de que dejemos de ser humanos: así aparece el dios de cada persona en el libro que estoy leyendo.

Alguien que se diera cuenta de que tenemos a ese adversario dentro de nosotros, y que es lo más cercano que puede existir a un dios, puede considerarse representante de un tipo particularmente interesante de politeísmo. Y es así como se llama el libro: POLITEÍSMOS. Es el libro que ha sido esperado impacientemente durante ya un par de años por los lectores habituales del excelente blog de Álvaro Naira.

Dado que apenas estoy comenzando a leerlo, voy a confiar en que lo que yo tenga que decir sobre él no va a arruinarle la lectura a nadie. También estoy completamente seguro de que puedo incluso citarlo, e incluso posiblemente eso anime a algún lector del blog a comprarlo (lo recomiendo, vale la pena, y a mi me fue muy bien con la diligencia de comprarlo en linea). Además, el mismo Álvaro lo puso disponible para que cualquiera lo lea gratis en el mismo sitio donde se compra. Dicho esto, dejo a Alex, el protagonista, hablando de los dioses:


Aquí lo único que quiero que sepais es que no son vuestros esclavos divinos. Que ésto es una guerra, una guerra contra el ser humano, y que llevais dentro demonios cuyo único interés es acabar con la mayor cantidad de hombres que puedan, y vosotras formais parte del número ¿lo pilláis? Dependiendo de cuál de las dos almas, la del hombre o la bestia, esté en vuestra conciencia, sobreviviréis o no; mataréis u os matarán - aspiró el humo con un desgarro, como si le estuvieran rompiendo los pulmosens del tabaco. Se metió un trago para soltar más la lengua -. ¿no habéis estudiado Historia? Pues voy a haceros un poco de publicidad a lo Greenpeace: el hombre era un mierda hasta que aprendió a domesticar animales y plantas: aumentó en número, desarrolló tecnología, modificó el puto medio y se merendó el planeta. Las cosas tienen su equilibrio, y si se rompe, hay que reestablecerlo. La idea es que para aniquilar la especie humana, en vez de usar la bomba atómica, que es poco higiénico, los animales se meten en sus cuerpos, pelean contra las almas de los hombres, las desgarran, las rompen, las hacen trizas y acaban por exterminarlos, cuerpo tras cuerpo, vida tras vida. Como no se le puede combatir desde fuera, se le combate desde dentro. Vuestros "dioses" están dentro de vosotros para devoraros. Cuando hasta el último hombre sobre la tierra sea vasija de otro, supongo que nos extinguiremos. Dejaremos de tener hijos por nuestra propia voluntad. Entretanto, peleamos.


Aclaro que el tono de la explicación está determinado por la audiencia de Álex (dos colegialas góticas. Advertidos: el libro es sobre gente joven, no como nosotros). De modo que no cabe ahí una explicación mejor que esa, que no me sorprendería encontrar más adelante en el libro.

Pero es suficiente para ilustrar por qué el adversario, o mejor aún, los adversarios, uno para cada ego tirano. Según entiendo la imagen del mundo que presenta Castaneda, lo que nos hace humanos es una especie de adversario de este adversario. Para Castaneda, en algún momento de la historia del hombre (¿tal vez cuando comenzó a domesticar?) un bicho que él llama el depredador se instaló como ganadero de la especie humana, instalándonos a todos una sucursal de su propia mente estrecha, codiciosa y cobarde. Esa "instalación externa" nos junta a todos en una manera de ver el mundo más o menos homogénea, y nos mantiene en condiciones de alimentar con los pedacitos de conciencia que nos sobren al depredador. Y eso es una parte de ser humanos, una hermandad en el prejuicio y en la estrechez de mente. Me gusta la idea de que por fuera de los hatos de humanos también haya lobos buscando robarle su comida al depredador, al que yo llamaría más bien el Gran Ganadero.

Dejándoles eso para pensar, me despido con una imagen que suelo usar como avatar en uno que otro ámbito informático. Pimp your inner alpaca.

COMPREN, COMPREN