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miércoles, enero 23, 2008

SOKAL A LA MENOS UNO

Imagen: Diseño experimiental para medir ondas grav itacionales. Tomado de "Often in Errror"


Buscando software científico para mi trabajo, me encontré un blog excelente que hace parte de algo con el título sugestivo de "the open science project". Alguna vez hablaré de ese sitio, tal vez como una secuela del post de la ciencia plural, pero ahora me ocupa otra cosa.
En un post reciente comentan algo que ha sido llamado "el inverso del asunto Sokal". En el asunto Sokal, unos científicos publicaron un texto intencionalmente abstruso y absurdo en una reputada revista de ciencias sociales, llamada Social Text. El hecho de que el mamarracho haya sido tomado en serio y aún aclamado entre los académicos que padecen "la condición posmoderna" fue un verdadero escándalo, que todavía provoca amargas reacciones.

El caso que comento acá, que salió del proyecto de un sociólogo en la Universidad de Cardiff que estudia a los científicos, que pretende estudiar el caso del estudio de las ondas gravitacionales. En particular, se centra en qué es lo que define a "un experto"

Sin más preámbulos, el experimento del sociólogo Harry Collins consistió en que él, un lego entusiasta del tema de las ondas gravitacionales, llenó un cuestionario con opiniones respecto a ese tema, y también lo hizo un físico que realiza investigación de frontera en eso. El cuestionario fue mandado a 10 expertos en ondas gravitacionales, y 7 de ellos se equivocaron en identificar cuál era el lego, y cuál el experto.

Este resultado ha sido presentado como "la venganza del aficionado", y se supone que es un duro golpe a la comunidad científica. En mi opinión, no la debilita, sino que la fortalece, y ni siquiera es un argumento en contra, sino a favor. Que un aficionado pueda pasar por experto significa simplemnte que el tema de las ondas graivtacionales, como otros tantos en ciencias, aunque requieren mucha artillería matemática de precisión para ser descritos en detalle, siguen siendo intuibles y razonables para cualquiera que esté dispuesto a hacer el esfuerzo de entenderlos.

Otro gallo cantaría si realmente hubiera que rascarse la barba pensativo y fumar pipa como un lacaniano para entender la ciencia, como a veces parece ser el caso con ciertas ramas endogámicas y excluyentes del conocimiento humanístico.

Proyectos como el de Collins y su instituto en Cardiff son, en mi opinión, totalmente necesarios para mantener el carácter dinámico de la ciencia. Lo que sí no es tan necesario es que los propios científicos se preocupen demasiado de ese tipo de cosas, al menos no como parte de su quehacer profesional. Que se lo dejen a los sociólogos, igual que éstos no van a sus laboratorios a decir qué cable conectar dónde. Sin embargo, no niego que es un excelente tema para comentar con los colegas sobre una taza de café.

COMPREN, COMPREN