sábado, mayo 26, 2012

EL CORRALITO


Hola a todos.  Los saludo desde un lugar que yo hace tiempo no sabía que existía.  Lo voy a llamar el exterior del corral.   No sé a qué hora me salí del corral, pero ahora sé que estoy afuera.

No voy a decir exactamente qué es el corral, pero sí les voy a contar cómo es y por qué sé que estoy afuera.    Lo más importante sobre el corral es que adentro todo está separado en pequeñas áreas y compartimentos, cada uno rodeado por un corralito.    Los corralitos están pintados de colores tranquilizantes, y la gente que vive adentro aprende a que la hagan sentirse segura, a que la ausencia de un corralito a la vista sea una fuente de ansiedad.

En el corral, cada cosa tiene su corralito alrededor.   Para cada cosa, alguien, en algún momento, logró que los demás lo dejaran poner su corralito alrededor de la cosa para que nadie más pueda usarla.   Eso se llama propiedad.   A veces, el dueño quita un par de tablitas del corral para que otro la use, pero siempre es a cambio de que lo dejen ponerle un corralito a otra cosa.   También ponen cercas alrededor de otra gente, de su pareja, de sus amigos, de su familia.  Es incómodo y trabajoso, pero siempre preferible a la ansiedad de que no haya cercas.

Yo sé que no vivo en el corral porque aunque sí estoy rodeado de cosas con un corralito alrededor, también encuentro algunas que no lo tienen.   Y gente que vive acá, y han aprendido que no hay nada qué temer por estar de este lado de la cerca.  El área fuera del corral no es grande (es más bien pequeña, de hecho) aunque tengo la impresión de que está creciendo. 

Desde acá veo a la gente del corral dedicada a diversas actividades, la mayoría rituales relacionados con las cercas.  Las decoran, las besan, les cantan, las rearreglan.    Muchos están preocupadísimos porque no hay suficientes cosas dentro, pero no hacen más sino que rearreglan el corral un poco, con una especie de Fong Sui.  Hacen falta más cercas, dicen.  La ausencia de cosas provoca ansiedad, y la ansiedad se calma con más cercas, más bonitas.   Algunos sí hacen más cosas para cercarlas, y algunos, que estamos fuera, hacemos cosas para alguien en el corral las cerque.  La mayoría de los que estamos fuera hace eso. 

La vida de la gente en el corral no es del todo mala, sobre todo cuando tienen muchas cosas cercadas, aunque la ansiedad siempre está ahí como ruido de fondo, y los rituales de adoración de las cercas consumen mucho tiempo y son bastante extenuantes.   Pero yo estoy contento afuera.  Bastante contento.

COMPREN, COMPREN