domingo, junio 10, 2007

EN EL PANÓPTICO

Imagen: Así se veía la prisión de Duke Street en Glasgow en 1909. Debo decir que, salvo los colores relajantes, no se ve muy distinta del sitio donde vivo. Tomada de East End Connected

Esta mañana me desperté bastante temprano, y oí a dos de los ocupantes del apartamento empacando sus cosas para mudarse. Yo no quería añadir más alboroto al alboroto, deambular por una cocina llena de cajas, y estorbar el paso a cualquiera de ellos sacando bolsadas de basura. De modo que me volví a dormir.

Me desperté unas horas después, y en el cuarto sólo estaba la cama. Qué grande se ve el cuarto sin el escritorio, sin un computador viejo abandonado en el suelo, sin las cajas del computador y monitor en un rincón. Me alarmé por un momento, pero por alguna razón pensé que simplemente los administradores de la residencia habían adelantado las labores de remodelación del apartamento, y gentilmente habían llevado mis cosas al nuevo cuarto mientras mi pesado sueño me mantenía inconsciente. Un pensamiento algo absurdo, claro, pero en ese estado un poco confuso del duermevela tenía sentido, dado que todo el tiempo desde que vivo acá los funcionarios entran y salen de los apartamentos con sus llaves maestras, sin que eso signifique problemas de seguridad.

Me levanté entonces a buscarlos y preguntarles a dónde habían llevado las cosas, y al salir de mi cuarto vi que el propio apartamento era más grande, y que los empleados cargaban todo tipo de máquinas de un lado a otro, como si estuvieran mudando una fábrica. Seguí a uno que llevaba una máquina de coser hacia la puerta, y cuando vi que la puerta daba al antiguo laboratorio de hidráulica de la Universidad de los Andes, me di cuenta de que estaba soñando, y me volví a despertar.

Esta vez, el cuarto estaba vacío, pero en el escritorio seguía el computador y el teléfono. Nada de cajas, ropa, ni computador viejo. Seguía el ruido de trasteos por fuera. No estaba seguro de que estuviera soñando otra vez, de modo que miré por la ventana al lado de mi cama. Todo normal, la gente y el tráfico pasando por la calle Kelvinhaugh. Pensé "estoy despierto" No sé si me pellizqué, pero verifiqué pequeños detalles que uno no pone ahí cuando está dormido. De modo que me levanté a preguntar dónde se habían llevado mis cosas. Esta vez, mientras yo veía por la ventana, los que sonaban con el trasteo habían salido, y el apartamento estaba vacío, aunque era el mismo apartamento de siempre. Fuí a la cocina a hacerme un te mientras pensaba qué hacer, pero la preocupación de que tal vez en medio del caos del trasteo se había metido alguien a robar fué aumentando, hasta que al abrir la puerta de la cocina, me desperté otra vez.

Esta vez, sospechaba fuertemente que estaba soñando, porque me desperté en un cuarto diferente. Me pareció demasiado traído de los cabellos pensar que me hubieran podido llevar a otro lado dormido. Estaba dormido, y tal vez podría controlar mi sueño, porque de todos modos estaba bastante consciente de estar durmiendo. De modo que de una forma difícil de describir, hice aparecer a un personaje que era la mezcla de varias amigas en el cuarto, y le dije que me ayude a abrir la ventana. Me quité la ropa, y salí por la ventana, a lo que parecía ser un balcón en un tercer piso con el suelo cubierto de piedritas redondeadas. Caminé por ahí hacia el norte, y vi que todo el bloque era una especie de instalación militar, donde unos soldados hacían formar a unos estudiantes vestidos de presos. Por alguna razón, la situación no me pareció amenazante sino normal, y me devolví hacia el otro lado por ese balcón largo. El balcón daba al baño de otro apartamento, y cuando me intentaba meter, me desperté otra vez.

Esta vez todas mis cosas estaban ahí, el apartamento era normal, y desde entonces no me he vuelto a despertar.

Creo que en el fondo sí me parece un poco duro todo ese control que ejerce la administración de la residencia sobre la vida de los estudiantes acá. Ya hasta hice de eso un sueño vagamente kafkiano.

NOTA: Aclaro que las personas de la administración de las residencias han sido extremadamente amables, eficientes, tolerantes y comprensivos con todos nosotros. Es el esquema de cómo funcionan las cosas lo que me raya.

14 comentarios:

Chibchacum dijo...

Sumamente Kafkiano... Te recomiendo ver de nuevo Abre los ojos y The matrix para sazonar la cosa.

Parece una tremenda invasión a la privacidad. Yo no confiaria mucho en gente amable que trabaja en el area de servicios, si no miren la película "retratos de una obsesión" o "Psicosis" de resto que sabroso estar en Escocía y no ver ejecutivos "enganchados" en una valida mientras una señora bota una hoja de tamal en la esquina.

Un saludo al señor (Joseph?)lanar K

Una Papita dijo...

Yo no me podría quejar en una residencia así, no tengo problemas con que gente que no se va a robar mis vainas se meta a mi cuarto.

Lo que diera yo por una residencia universitaria... Pero aquí cuestan un ojo de la cara, así que a una le toca vivir con gente desconocida a la que también le aburre tener que meter estudiantes desconocidos en la casa. Ni modos.

Anónimo dijo...

En escocia no hay una ley en contra de la invasión de la privacidad?, a mi no me tramaría q el administrador entrara y me viera haciendo uso de mis libertades, sera q por acá somos muy mojigatos? o, en Europa son muy liberales? Nos pillamos.

Lanark dijo...

Chibchacum: ah, casi extraño las hojas de tamal en la calle, jajaja. Y gracias por lo de Joseph... me hace ver más interesante de lo que soy, jajaja.

Angelus: Si, yo reconozco que soy afortunado: este esquema de las residencias está pensado para que uno pueda concentrarse un 100% en su estudio sin preocuparse mucho por cosas cotidianas. Un esquema a prueba de geeks aquejados de indefensión práctica (como yo, a veces).

Acá las residencias universitarias también cuestan un ojo de la cara (son como el 75% de mis gastos mensuales). Lo que pasa es que cualquier otro tipo de alojamiento cuesta el mismo ojo de la cara. Ya veremos después cómo resulta vivir en apto con otros estudiantes.

Cgiovani: Hola, si, me pusiste a pensar. Pero es que esto es como una renuncia voluntaria a la privacidad, porque lo que uno hace es poner en manos de ellos los detalles prácticos de la vida de uno. Y hablando de ejercer la libertad, con alguna visita que recibí, tuve un nivel increíble de privacidad, precisamente por esos días. Increíblemente afortunado.

Anónimo dijo...

Estimado Lanark

Hace días que no le visitaba, y la verdad ceo que hice bien. Me esfumé un poco con el tema (ya sepultado, espero) de los ataques a los blogs. Muy aburridora la cosa.

Pero bueno, este tema kafkiano luce mucho mejor. Aunque coincido con chibchacum en que más que kafkiana, la cosa suena Hitchcockiana. Creo que no sería capaz de vivir de esa manera, y eso que me jacto de mi habilidad social. Yo creo que la libertad -esa libertad, la privacidad- en Colombia no vale un ojo de la cara, simplemente porque parece que los ojos no valen mucho. A duras penas puede uno tolerar al tipo que revisa los gasodomésticos para prevenir que la casa vuele en mil pedazos; y no sólo es por ese "natural" sentido de la protección de la propiedad, sino por esa sensación de agresión a la individualidad. Liberarse de eso debe ser todo un logro.
Me alegra que haya hecho buen uso de un bien tan socorrido como la privacidad.
Un saludo desde el trópico.

Anónimo dijo...

Tu relato al estilo de peli incluida esa cultura no latina, sumado a tu acogedor y talentoso estilo, me sumergió a tal punto, que por momentos sentía que soñaba y o también, y no estoy exagerando, lo acabo de experimentar.
Un abrazo cálido con brisa veraniega desde Medellín, Colombia.

Anónimo dijo...

Ah!! ya mismo me voy a hacer una siesta. Acabo de almorzar y qué mejor que un buen descanso máxime si estoy en conva (convalecencia).

Anónimo dijo...

Estupendo arranque literario, Lanark. Me encantan los textos visuales, y más aún si combinan imágenes entre oníricas y realistas. Creo que has pintado un cuadro excelente de tu vida en la residencia.

A mí, además de a Kafka, me recordaste al mejor Michel Foucault, o sea el de Vigilar y Castigar (libro brillantísimo, lucidísimo y maravillosamente bien escrito). Me parecieron muy foucaultianos los dos párrafos finales, en los que hablas del control absoluto (que siempre persigue una mayor productividad) y de esa estructura burocrática que al final acaba pesando más que el comportamiento individual de sus funcionarios.

En nuestro Ministerio también se nos controla muchísimo. Empezando por el historial de nuestros ordenadores y por los correos electrónicos que enviamos, de los que siempre queda copia en el registro del departamento de informática. Me imagino que ese Gran Hermano del Ministerio de Exteriores español se lo tiene que pasar estupendamente leyendo mis discusiones con el profesor Lanark a propósito del individuo y la modernidad. Brindemos por él, Lanark. A ver si el Big Brother al final se nos acaba haciendo posmoderno. Que de todo tiene que haber en el mundo (al menos mientras sobre oxígeno).

Lanark dijo...

Anónimo: Tiempos jartos, los de la ciberpelea. Por suerte, tiempos pasados. El caso es que yo mismo no estoy muy seguro de mi posición acerca de el derecho a la intimidad. Hay una intimidad familiar que es un invento protestante, bastante fuera de lugar hoy en día, con aquello de la crisis de la familia. Y la intimidad personal, que es algo mucho más adecuado hoy en día, me suena mucho a entronización del ego.

Gracias por el comentario, y bienvenido otra vez.

Lully: jajaja gracias por la crítica extremadamente benigna. En la siesta uno suele también soñar cosas de ese estilo.

Te dedico un pedazo de una canción de Monty Python, de la que espero que no leas el resto:
"I ache for you, my darling, and I hope you'll get well soon"

Stavrogin: Gracias por tu apreciación del texto... pero debo reconocer que lo que más me ha alegrado el día fue la idea de un pobre funcionario español leyendo nuestras discusiones... ah, eso es una delicia. Viele Grüsse, hauptmann Wiessler!

Y eso que hoy he tenido un buen día, con la tarde ocupada en escanear fotografías de computadores (ordenadores) de los 50s, y la noche en el trasteo más fácil de mi vida. Estoy en mi antiguo cuarto, eso si, porque no se si el internet funcione inmediatamente en el nuevo.

La frase del día, la leí en un catálogo del computador Pegasus de los 50s, donde aclaran que ese es un computador ELECTRÓNICO, y que se puede adaptar a MUCHAS TAREAS DISTINTAS, realizándolas todas con GRAN RAPIDEZ.

Bueno, los dejo, porque se me acabaron las tarjetas para perforar.

KANOBI dijo...

Waiking Life:

Una prueba contundente para detectar esos estado es intentar apagar la luz.

Al menos, eso dicen. Al menos eso se ve...click,click,clikc...puta...no apaga...

Lanark dijo...

Don Ka: Buen dato. Lo malo, era que en mi(s) sueño(s) era de día.

Aunque... ¡un momento! una vez me pasó eso estando despierto. Pero era que el verdadero interruptor estaba escondido, y el que yo usaba era de otra cosa.

Anónimo dijo...

Lully en busca de lectores!!!
Sabe que por cosas de la vida me salve de vivir cerca del "panoptico" ese...en fin

Lanark dijo...

Adriana: jejeje sería halagador que crean que por acá viene tanta gente como para que valga la pena promocionarse. En todo caso, claro, siempre me alegro de encontrar que han comentado.

Sobre vivir en el West End, por ahí dicen que no hay que decir "de esta agua no he de beber"

Kyboy dijo...

Ningún sueño es tan descabellado como su interpretación.

Canetti

COMPREN, COMPREN