miércoles, octubre 11, 2006

IMPRESIONES DE VIAJE


Aquí se acaba la conjugación impersonal en tercera persona, y el señor Lanark comienza a hablar de cómo le ha ido en tierras caledonias:



Cuando vine a Gran Bretaña en el 2003, hubo tres cosas que me impresionaron: la gama de verdes intensos que domina el paisaje, tan diferente al verde tropical amarillento; el clima veraniego tan similar al clima bogotano, y la extraña familiaridad que me producían varios sitios. Para evitar entrar en consideraciones paranormales, diremos que la causa más probable para esta familiaridad fue la preexistencia de una época anglófila en mi infancia, que me hizo absorber con avidez todas las referencias visuales y demás a la isla (incluyendo un curso muy pintoresco de la BBC con cassetes). Esa época, claro está, ya murió hace mucho tiempo, y la tumba en que yace dentro de mi mente el niño que yo fui, está más profunda que la mayoría de las cosas a las que mi precaria recopilación verbal me da acceso.
Ese viaje estuvo marcado por una práctica bastante intensiva de la meditación, y algunas experiencias introspectivas bastante fuertes previas. Desde los primeros dias en Bristol acudí a un grupo que seguía las técnicas de meditación de un gurú indio, un tal Sri Chimnoy, y a un centro budista de linaje Kadampa, donde asistí regularmente a prácticas y ceremonias. Parece ser que eso revolvió las cosas un poco en mi cabeza, y todo el viaje estuvo marcado por una sensibilidad emocional exacerbada que me llevava de la euforia a la tristeza profunda varias veces al dia. Ese estado de ánimo me dio una cierta perspectiva para considerar la pobreza vivencial de una vida dedicada a consolidar una carrera científica, y a desmitificar un poco la investigación, que se ha burocratizado (otros dirán proletarizado) como consecuencia del avance de las ciencias (o de la acumulación de datos, si se quiere ser quisquilloso con conceptos como "avanzar")
Mi viaje del 2003 contrasta vivamente con éste, destinado a llevar a término un doctorado de 3 años, y motivado más por la presión laboral que por el espíritu de descubrimiento. Está claro que en Colombia mis oportunidades de hacer algo interesante, e incluso, de llevar una vida satisfactoria en términos de otras oportunidades, iban a ser escasas si no me hacía a un título de Ph.D.

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COMPREN, COMPREN