Bueeeenas, para lo del culto del ego en eso de los blogs.
Hoy me decidí por uno de esos posts personales que no deberían interesarle a nadie, pero logran niveles inesperados de lectura. Bueno, realmente no tiene por qué suceder que mucha gente lea esto, realmente. Este es simplemente un simple informe egocéntrico de mis últimas semanas, algo tremendamente bloguero. Pero es que por esta vez mi vida parece que no está tan aburrida.
Por ejemplo, conocí a un man que fue manager de los Kings of Convenience. Y él está presentando un estudio completamente científico y vagamente informático sobre semántica y comunicación en públicos de música acá en Glasgow. Y que me puse a hablar con él de Information Retrieval y de Brit Pop. Un tipo "del negocio del espectáculo", en un pais donde eso no es una vergüenza, haciendo una maestría, y hablando de audiencias y ese tipo de cosas, a un público de gente de ciencias de la computación. Hasta me di el lujo de soltarle una frase de una de las personas lúcidas que conozco: "el brit pop era una enfermedad venérea transmitida por Justine Frishman" (mil perdones, shoegazer) No se si lo anterior sea un poco paila, dado que él es también crítico de rock...
O que fui acá en Glasgow a la Casa Para un Amante del Arte, sitio que me dejó sin aliento, como pocas obras arquitectónicas lo han hecho. Este señor Mackintosh era un maldito genio. Y pude degustar allí una versión refinadísima del haggis escocés, junto con otras delicadezas culinarias.
O que tuvimos una discusión de esas irreductibles, donde cada cual termina sin transigir en su posición, sobre arquitectura, con mi director, un tipo absurdamente culto y para nada ignorante del asunto. Amén de ser también, claro, una vaca sagrada en su campo a nivel mundial. Él no parece apreciar la arquitectura moderna en todo su valor. Ah, qué sería de mí sin mis influencias, jejeje.
Aparte, una modesta investigación tremendamente poco rigurosa acerca del hecho de que los europeos aparentemente más afines a los chibchas del altiplano parecen ser los griegos, y los irlandeses parecen ser lo más parecido a un chibcha, en general, entre los europeos. He corroborado mi prejuicio de que los checos son muy divertidos, en el sentido desquiciado. Aparte, nuevamente, de que los iraníes son muchísimo más civilizados de lo que uno cree, y de que hay muchas rumanas bonitas. Qué otra cosa... Ah, si. La síntesis artificial de habla humana está muy avanzada, pero el reconocimiento de voz no tanto. Ya casi pueden lograr a Marvin, el androide paranoide, diciendo con tono desengañado "no me hablen de la vida..." con una voz cargadísima de depresión. Pero el auto fantástico, que responde a las ordenes de ese Michael tan ochentero, todavía se demora.
Ah, bueno, y los daños. Son que el artículo que quería mandar hoy todavía necesita bastante trabajo, y mi director no puede revisarlo sino hasta dentro de unos días. Lo bueno, es que no hay peligro de que ocurra como con la arquitectura.
Ah, bueno, y los daños. Son que el artículo que quería mandar hoy todavía necesita bastante trabajo, y mi director no puede revisarlo sino hasta dentro de unos días. Lo bueno, es que no hay peligro de que ocurra como con la arquitectura.
5 comentarios:
"Los europeos aparentemente más afines a los chibchas del altiplano parecen ser los griegos, y los irlandeses parecen ser lo más parecido a un chibcha, en general, entre los europeos".
Ah? Y eso de dónde salió, ola? Jaja.
Yo por aquí también confirmé que los rumanos son unos bacanes, requetesecos, pero bacanes.
Sí, qué sería de ti sin tus influencias, jajaja. Eso sí me divirtió, sonó chistoso.
Los griegos son suficientemente mediterráneos para tratar con familiaridad, pero no llegan a ser tan latinos como los italianos o españoles, que llegan a hacernos sentir incómodos a los chibchas paramunos.
En la escuela había un irlandés que parecía culebrero paisa, qué barbaridad (sin ánimo de ofensa, porque el tipo es de trato simpático, por más que provoque estupefacción). Tremendo para hablar basura y para ignorar cualquier convención social; ya voy viendo por qué les cuesta tanto llevarse bien con los ingleses.
Y los rumanos, de acuerdo: son secos e incluso a veces vagamente sombríos, pero muy chéveres. Los que he conocido me caen muy bien. Y sobre las rumanas, los únicos que no concuerdan con mi opinión son los griegos, que dicen que todas las rumanas feas se van a Grecia. Con excepciones, claro.
Madre mía, me asusta imaginar la imagen que puedan estar dando de nosotros los pijitos españoles que estudian en el extranjero. Qué superficiales y casposos pueden llegar a ser esos pocholitos de la piel de toro, su puta madre...
No voy a soltar el típico rollo contra los estereotipos y demás. De sobra sabemos que toda generalización conlleva forzosamente el reconocimiento de las excepciones. A partir de ahí, creo que muchos estereotipos nacionales, gusten o no, suelen acercarse más a la verdad de lo que normalmente estamos dispuestos a admitir.
El problema, como ya he dicho más de una vez, es que en España sigo encontrando una diferencia enorme, y probablemente insólita, entre el norte y el sur, la costa y el interior, la derecha y la izquierda (véase caso de la Guerra Civil), e incluso entre católicos y laicos.
En pocas palabras, quisiera afirmar aquí y ahora, ante los ojos del popperiano Lanark, que me llevaría las manos a la cabeza si alguien osase identificarme a mí, o incluso a cualquiera que se haya criado en un barrio tan punki como La Elipa, en Madrid, con ese estereotipo de español extrovertido, inculto, maleducado, racista, católico, putero, juerguista, imperialista y demás.
Por otra parte, tengo para mí que en mi barrio hay más colombianos que en cualquier barrio de Bogotá. Lo cual no tendría nada de malo si no fuera por lo mal que juegan al baloncesto vuestros compatriotas. Ahora que intento desintoxicarme de pedantería, tengo que reconocer que ya podrían ustedes "exportar" individuos con algo más de talento para el deporte. Si no lo hacen, mucho me temo que voy a tener que volver a la biblioteca... con las consecuencias que ustedes ya conocen.
Jajajaja! Joer, Stavro! Lo de los estereotipos es muy cierto, conllevan excepciones, yo también he visto rumanas feas y colombianos altos, jeje.
Pero bueno, diferencias entre la gente de un mismo país, en todas partes la verdad, creo que Lanark podrá secundarme en la peleadera típica entre cachacos y costeños o entre cachacos y paisas. Lo que me hace pensar, ¿será que los cachacos somos los inmamables (insoportables)?
Ay, los pijos, qué sería de nuestra pequeñejas vidas sin los pijos, ah? Yo disfruto verlos en las calles de Bogotá también, son como ciertos bichos de exposición. Como quien lleva al caniche a un concurso. A mí me divierten los pijos.
Bueno, ahora sí me voy, chao.
Stavrogin: Me hace falta conocer muchos tipos de españoles para hacerme una idea. Y no, jamás osaría identificar al mismísimo Stavrogin con el típico español putero, inculto y católico. Faltaría más.
Tal vez en otros tiempos, a pesar de mi escasa estatura, hubiera podido elevar el nivel basquetbolístico del equipo colombiano del barrio de La Elipa. Pero ahora llevo más de una década sin haber agarrado un balón, y aunque mi condición física no se ha deteriorado mucho, temo que ya no podría ni hacerlo rebotar contra el suelo como Dios manda.
Aún así, ya envidio yo la temporada de desintoxicación de don Stavro. Ya me llegará el turno.
Angelus: Desde luego, en Colombia hay esa idea de que colombianos de distintas regiones son diferentísimos entre sí. Y, desde luego, cada región tiene unos razgos promedio bien definidos y diferentes. Pero la famosa peleadera entre regiones si es manipulación de "enterteiners" y otros con intenciones aún más negras.
Sin embargo, me parece que si uno compara las diferencias entre colombianos, con las diferencias con otros países, sí se encuentra un carácter nacional mas o menos bien definido. Con la salvedad, claro, de la variabilidad por individuos, ideologías, posición socioeconómica, etcétera, que es algo bastante determinante a veces.
Por cierto: por alguna razón pensaba que Angelus se contaba entre los paisas y no entre los cachacos. No por idiosincracia o ridículo orgullo regional (del que no extoy excento) sino por azar geográfico.
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