sábado, mayo 26, 2012

EL CORRALITO


Hola a todos.  Los saludo desde un lugar que yo hace tiempo no sabía que existía.  Lo voy a llamar el exterior del corral.   No sé a qué hora me salí del corral, pero ahora sé que estoy afuera.

No voy a decir exactamente qué es el corral, pero sí les voy a contar cómo es y por qué sé que estoy afuera.    Lo más importante sobre el corral es que adentro todo está separado en pequeñas áreas y compartimentos, cada uno rodeado por un corralito.    Los corralitos están pintados de colores tranquilizantes, y la gente que vive adentro aprende a que la hagan sentirse segura, a que la ausencia de un corralito a la vista sea una fuente de ansiedad.

En el corral, cada cosa tiene su corralito alrededor.   Para cada cosa, alguien, en algún momento, logró que los demás lo dejaran poner su corralito alrededor de la cosa para que nadie más pueda usarla.   Eso se llama propiedad.   A veces, el dueño quita un par de tablitas del corral para que otro la use, pero siempre es a cambio de que lo dejen ponerle un corralito a otra cosa.   También ponen cercas alrededor de otra gente, de su pareja, de sus amigos, de su familia.  Es incómodo y trabajoso, pero siempre preferible a la ansiedad de que no haya cercas.

Yo sé que no vivo en el corral porque aunque sí estoy rodeado de cosas con un corralito alrededor, también encuentro algunas que no lo tienen.   Y gente que vive acá, y han aprendido que no hay nada qué temer por estar de este lado de la cerca.  El área fuera del corral no es grande (es más bien pequeña, de hecho) aunque tengo la impresión de que está creciendo. 

Desde acá veo a la gente del corral dedicada a diversas actividades, la mayoría rituales relacionados con las cercas.  Las decoran, las besan, les cantan, las rearreglan.    Muchos están preocupadísimos porque no hay suficientes cosas dentro, pero no hacen más sino que rearreglan el corral un poco, con una especie de Fong Sui.  Hacen falta más cercas, dicen.  La ausencia de cosas provoca ansiedad, y la ansiedad se calma con más cercas, más bonitas.   Algunos sí hacen más cosas para cercarlas, y algunos, que estamos fuera, hacemos cosas para alguien en el corral las cerque.  La mayoría de los que estamos fuera hace eso. 

La vida de la gente en el corral no es del todo mala, sobre todo cuando tienen muchas cosas cercadas, aunque la ansiedad siempre está ahí como ruido de fondo, y los rituales de adoración de las cercas consumen mucho tiempo y son bastante extenuantes.   Pero yo estoy contento afuera.  Bastante contento.

lunes, enero 02, 2012

A LA CONTRA

Imagen: "confrontación", foto de Vladimir Voronin tomada en Kirgustán. Disponible en Pixdaus

Muchas cosas pasaron en el 2011, y enumerarlas haría una entrada aburridísima. Tal vez tome eso como un reto y lo intente, pero lo más probable es que esa idea se vaya al panteón de todas las cosas que jamás escribí. Para que no se me olvide: el año comenzó para mí en Düsseldorf donde Frau Rodriguez, siguió en Glasgow y Aberdeen elaborando proyectos, me vio en kilt en mi ceremonia de grado (en la que apareció por casualidad Chris Fuchs), y terminó con mi viaje a despedir a mi mamá. En ese viaje, largo como fue, cupieron muchas cosas. Por un lado, constatar el estado ruinoso de Bogotá, pero aún más, de Pasto, como marco de lo que dejó la muerte de mi mamá. Por otro, encontrarme con un estatus de celebridad menor debido a mi actividad en Twitter, que también me llevó a conocer a un montón de gente maravillosa. Muchas cosas.

En este momento, me siento inclinado a escribir sobre sólo una de las cosas que pasaron este año, o más bien sobre algo relacionado con una de ellas. Después de una década usando la red global para aprender a antagonizar, sentí que pude hacerlo para algo concreto y útil. De pronto, me vi en una situación de confrontación sostenida en la forma de una negociación. Una cosa de negocios que no voy a especificar aquí porque me quedaría dormido del aburrimiento. Sin embargo, sí quiero hablar sobre la experiencia de hacerlo.

Yo me imaginaba la confrontación como algo brutal pero aburrido. Un poco como un encontronazo entre colegiales que termina a los dos golpes. O, en el peor de los casos, como un matoneo que dura meses y del cual ninguno de los implicados puede salirse. Años de películas de acción, de suspenso, o de las otras, no me habían convencido de que el tire y afloje de una confrontación pudiera ser algo interesante en un escenario sin libretos. Pero finalmente parece que estaba equivocado, porque una vez que estuve en la arena, por así decir, y sin la opción de sacarle el cuerpo, hasta le encontré gusto.

En un lenguaje más presentable, a la situación se le llamaría negociación, pero la palabra me evoca las situaciones simplificadas y limpias con las que trata la teoría de juegos, y no me parece adecuada. Se trataba de individuos (o agentes, si se quiere) con intereses poco claros, con una percepción de si mismos (incluido yo, claro) incompleta e inexacta, y con un control sólo parcial sobre sus acciones. Estoy familiarizado con las simplificaciones que hacen economistas y similares de esas situaciones, pero realmente se pierde mucho en la traducción.

Tal vez lo que más me gustó de la experiencia de una negociación un poco por las malas, es cómo se maneja la rabia. Normalmente la rabia es un estado en el que se pierde control y perspectiva de la situación, y mientras que algunas respuestas mecánicas se vuelven óptimas, el comportamiento queda a cargo de las opciones por defecto que deja el instinto, normalmente poco adecuadas en sociedad. Sin embargo, el que sabe hacer negocios por las malas ha aprendido a controlar su rabia; de hecho, la simularía si no fuera necesario ser un actor excepcional para eso. Como dice George Costanza, la mejor manera de mentir es creer las mentiras, y así mismo la mejor manera de simular rabia es enojándose. Sin embargo, hay que permanecer en control, de modo que toca encontrar una manera de dejar una parte de la mente consciente por fuera de la rabia. Un ejercicio de disociación que se parece un poco a desarrollar un testigo de la mente, como en algunos tipos de meditación. Este uso de la rabia me parece cuestionable, pero interesante. Tanto que incluso intenté imitarlo, de una manera algo amateur de todos modos.

Hubo también otro aspecto de la negociación que fue toda una revelación, y fue el valor de abstenerse de dar información. Limitar intencionalmente la información que se suministra. Tal vez por deformación profesional, habiendo sido profesor, ocultar deliberadamente información relevante es algo que no me cruzaría por la mente. Y más allá, eso incluso choca con mi disgusto ante la idea de mentir. Sin embargo, el hecho de llevar cuentas de qué sabe la contraparte y que no sabe, contrastado con lo que uno sabe, y todo eso usado para controlar las opciones que perciba y cómo las evalúe, es definitivamente una actividad interesante. Objetable, nuevamente, pero interesante; y una que, nuevamente, yo también tuve que usar.

No querría tener que volver usual esta manera de relacionarme con otros, pero sí confieso que fue interesante, y siento que aprendí mucho al practicarla. Ser un adversario. Como dice la canción, no se puede huir de El Adversario.


Crime and City Solution - The Adversary from Carol_Anne on Vimeo.

domingo, octubre 02, 2011

DEMASIADO PRONTO

El anterior fin de semana respiró por última vez Maria Eugenia, en medio del afecto de sus hijos, esposo y personas cercanas, que con incredulidad nos veíamos ante la fatalidad tristísima de seguir sin ella. Creo que hablo por todos los presentes cuando digo que era demasiado pronto para todos nosotros. Yo, en particular, sentía como si quien hubiera muerto hubiera sido una niña; aún cuando hubiera acompañado a muchos por varias décadas, aún cuando en su conversación fuera evidente una gran inteligencia y una educación amplia y profunda, había una cierta inocencia y sencillez que siempre me hicieron pensar en la inocencia de la infancia. Entre las cosas que tuve la suerte de conversar con ella en sus últimos días, está el recuerdo de su propia infancia en el colegio como una época muy feliz: el piano, sus hermanos, sus padres, sus amigas, la emoción de aprender a entender las cosas; quiero pensar que mucho de eso se quedó con ella toda su vida.


Alguna vez fue una joven tímida e inteligente que llevaba una vida aislada en Bogotá, mientras como alumna se ganaba el aprecio del legendario profesor Henry Yerly en la Universidad de los Andes; luego se graduaba en Popayán como la tercera ingeniera electrónica en la historia del país; años después se disfrazaba y jugaba con nosotros y nuestros primos cuando éramos niños pequeños; y en nuestra adolescencia establecía una amistad cordial con muchos de nuestros amigos, que se extendió hasta el presente. Es difícil para mi imaginármela de una edad determinada, y escojo imaginarla como una niña.


Mi mamá también fue una persona que durante toda su vida dio muchísimo más de lo que recibió, pero no hace falta que me extienda sobre eso, porque todos los aquí presentes lo saben de sobra. Dar mucho y recibir poco no parece algo que un niño quisiera hacer, pero es la consecuencia natural de una fe que conservó desde su infancia en el colegio de las Bethlemitas, y que se hizo más sólida, sin dejar de ser simple, con los años. Una fe que tenía el amor como piedra angular, un amor que si bien no es el amor egocéntrico de un niño, sí es simple e inocente. Sin querer demeritar las cosas que haya hecho, diría que fue el amor inocente por los demás lo que en alguna época la motivó a embarcarse en aventuras revolucionarias; esas que la llevaron por un lado a casarse y establecer una familia dándonos la vida a nosotros, aunque también desembocaron en un saludable escepticismo que espero haber aprendido en parte. Sin embargo, nunca perdió el sentido de la injusticia; me parece reconocer eso en un fragmento de una carta que escribió para mi hermana cuando ella era adolescente:


Se habla de las injusticias sociales, pero muy poco se menciona de las injusticias que hay en el amor. Se habla de sufrimiento por pobreza, enfermedad, miseria física, pero no se toma mucho en cuenta los grandes sufrimientos que padecen tantos jóvenes por culpa de la irresponsabilidad y desigualdad en el amor.


Como es natural, todo el amor que ella dio a los demás se ha reflejado, y hoy lo sentimos con tristeza, pero también con agradecimiento y como algo de ella que ha quedado en nosotros. Con todo ese amor, la despedimos y recordamos.


viernes, julio 22, 2011

MI VERANO GRIS EN ABERDEEN


Imagen: El puerto de Aberdeen, con el centro al fondo.  Tomada de Undiscovered Scotland

Este pobre blog abandonado, carambas.   Me reclama que ahora incluso llevo casi dos meses en una ciudad nueva, y no he escrito nada.  Que soy un maldito hipster, que porque ya no están de moda los blogs tengo a mi puñado de lectores abandonados.   Si hasta he actualizado más mi blog en inglés.    Pienso resarcirme con una entrada más bien ligera sobre Aberdeen, la ciudad donde he estado viviendo.

Le dicen a Aberdeen "la ciudad del granito" porque la mayor parte de las fachadas en el centro (y de hecho de casi toda la ciudad) están hechas de una piedra ígnea dura, gris con cristalitos que brillan con el sol; sí, exactamente, de granito.    Es una piedra gris que se mezcla bien con los edificios nuevos de concreto.   Dicen que es un poco deprimente vivir en una ciudad gris; aunque con su clima más seco que Glasgow, y, en lo que me ha tocado, más cálido, no me ha parecido particularmente deprimente.    Es, eso sí, una ciudad que se debate bajo las peores influencias del capitalismo post-industrial, con desarrollos lobos que su comunidad resiente y resiste, pero avanzan empujados por millonarias fortunas, como los planes para cambiar uno de sus parques más acogedores por un centro comercial.   O como el campo de golf monstruoso que Donald Trump, una de las personas más detestables del planeta, quiere construir por acá cerca, para añadir a su lista de estafas desastrosas.

Aberdeen es la puerta a las islas de Shetland y Orkney, al igual que a las plataformas de explotación de petróleo en el mar del norte, lo cual, en general, la hace una ciudad cara y loba.   Al menos, al Aberdeen moderno.    Pero también tiene una universidad vieja y respetada (en la foto, una de las entradas ornamentadas de manera más medieval en la Universidad de Aberdeen), al igual que otras menos viejas pero bastante dinámicas.  Valga la cuña a la universidad Robert Gordon, que a pesar de haber hecho cosas vergonzosas como darle un doctorado honoris causa a Donald Trump, también tiene una vocación de investigación científica notable.

Vivir en una ciudad nueva es una sensación deliciosa.  Buscar alojamiento, claro, es una actividad un poco angustiante y frustrante, pero si se hace en persona, se llega a conocer más de la ciudad.  Por un malentendido, por ejemplo, fui a dar un campus remoto (Gartdee) de la universidad Robert Gordon que no hubiera conocido de otro modo, y valió la pena, aunque no arrendara nada en esas lejanías.  En la foto, un espacio social donde me senté a descansar después de una hora y media de caminar.   Eso era antes de que me hubieran traído mi bicicleta de Glasgow.   Casi toda ciudad mejora mucho con una bicicleta.

El título de la entrada parecería sugerir que ha sido un verano deprimente, y realmente no.  El clima ha ayudado; ha habido incluso días soleados en que las playas (Aberdeen tiene buenas playas) se llenan de gente, aunque yo no me he atrevido a meterme al frío mar del norte aún.  Pero sí me parece deliciosa mi ruta de trotar que pasa por la playa.    Además, en Aberdeen hay buenos cines, buenas librerías, buenos bares y buenos teatros (no he ido a los últimos, confieso).    Cines: el cinema Belmont, clásico cinema indie para cuando uno se aburra de la basura hollywoodense,  el cine vue, para estudiantes vaciados (increíblemente barato para una ciudad tan cara).   Bares: el Drummonds, donde por puro chiripazo acabé en un concierto de ska donde bailé más de lo que me creí capaz, así no sea un gran fanático del ska (el grupo se llama Bombskare), también The Tunnels, donde oímos a los maravillosos Balkanarama.   En Belmont street hay también un pub gótico (tirando a metacho) donde me encontré una música noventera que fue una grata sorpresa: Slain's Castle.   En fin, andando por ahí, uno halla alguna cosa qué hacer.  Y dónde rumbear.   También vale la pena probar los hipercalóricos butteries, especialidad panadera de la ciudad, en diversas panaderías tradicionales.

Sí es un verano gris, emotivamente hablando, por otra cosa.   Este verano dejé de ser estudiante.   Lo he remediado temporalmente con un trabajo por unos meses, pero el resto de mi vida se balancea sobre mí como una espada de Damocles.  Sonará grecocaldense, pero así es.  Y eso fastidia.   No paran de preguntarme mis planes para el futuro.   Y los tengo, pero cada vez que los cuento me suenan más insustanciales.    Pero me gusta este limbo de dos meses que es Aberdeen.   Vivo en el campus de la Universidad de Aberdeen, que en época de vacaciones es hermoso, como todo campus deshabitado, aunque un poco más.    El edificio donde vivo me hace sentir en los años 70.   Y la universidad es marcadamente medieval.  No me quejo.

sábado, enero 15, 2011

DON JOACO

Una historia que probablemente le ha pasado un par de veces a las personas que viajan, es que están hablando con algún colombiano y se les acerca alguien a preguntarles si son colombianos. A eso a veces le sigue una historia muy curiosa e interesante sobre las peripecias de un extranjero en Colombia. Me pasó hace un par de años en Glasgow, con un escocés que se cuenta ahora en el círculo de mis amigos, y me volvió a pasar a comienzos de este año en Düsseldorf.

El extranjero en cuestión era esta vez un Alemán, de quien no diré el nombre para que no se encuentre aquí con Google, pero al que llamaré don Joaco, porque así le decían en Colombia. El de la foto es él, pero, la verdad sea dicha, no sé más de la foto que el hecho de que sale haciendo una búsqueda con su nombre.

Los alemanes son gente muy dada a viajar por el mundo, aparentemente. Yo recuerdo haber encontrado más alemanes paseando por sitios poco comunes en Colombia que gente de otras nacionalidades. También sugieren libros como One River, de Wade Davis, que si uno se topa con un blanco viviendo en las profundidades de la selva amazónica, hay un buen chance de que sea alemán.

Don Joaco habla buen español, aunque un poco aespañolado, porque vive en Ibiza. Después de haberse anotado hazañas como viajar de Alemania a la India por tierra, se paseó por pueblos de Colombia como Florencia (Caquetá), Riohacha (Guajira) y otros periféricos, igual que las ciudades intermedias y, claro, la capital. Y, en algún punto, terminó con sus huesos en una cárcel de Venezuela, donde decidió escribir su autobiografía. Biografía que quedó consignada como 6 tomos en alemán que hasta el momento, qué cosas, no ha podido publicar. Después, se dedicó a seguir viajando, y a escribir novelas de ciencia ficción e intriga política. Durante algún tiempo creó y mantuvo, con otros socios, una editorial, presumiblemente con la motivación de publicar sus propios libros.

Don Joaco sabe bastante de historia y literatura, en conocimientos que parecen estar organizados en su cabeza esa manera caótica y algo conspiranoica característica de algunos autodidactas. Nos hizo, a mi y a mi acompañante, una enumeración del origen de los mitos cristianos en los de culturas precristianas.

Sus historias en latinoamérica hacen pensar que se ocupó en emprendimientos más acordes con la novela negra que con algún otro género, y no nos sorprendió que no quisiera describirlos ni siquiera de manera general (alguien me decía alguna vez que nadie jamás había ido a Florencia con intenciones honorables). Sus peripecias tratando de hacer funcionar una editorial también pueden tener un tono novelesco, así sea porque ese tipo de negocios está sobrerrepresentado en la literatura, por estar precisamente relacionados con ella. Sin embargo, sus preocupaciones actuales son bastante más prosaicas. Quiere una esposa. Preferiblemente latinoamericana. Su anterior esposa, colombiana, con la que tuvo dos hijos, lo dejó por su vecino ibicenco, aunque ahora son buenos amigos (y vecinos) los tres.

Curiosa esta vida de los hombres de acción. Y solitaria.

domingo, octubre 10, 2010

PUEDA GLASGOW FLORECER


Imagen: Escudo de armas de la ciudad de Glasgow, en versión del almanaque Wilson.

Let Glasgow flourish by the writing of this thesis

Eso escribí algún día como estatus en mi cuenta en una red social de cuyo nombre no quiero acordarme, pero que para mi sorpresa le inspiró a David Fincher una película (no la he visto aún).   En el momento en que publiqué esa frase había visto en una exibición en la biblioteca Mitchell el acta de inauguración del acueducto actual de Glasgow, donde decían algo así como "pueda glasgow florecer al volar estas piedras con explosivos".   Probablemente estoy distorsionando un poco el mensaje.   Pero la cosa es que el dicho inicial, presente en el escudo, era parte de una expresión antigua que rezaba "Pueda Glasgow florecer por la prédica de La Palabra".   El uso de la expresión por parte de un ingeniero victoriano presumiblemente pragmático y mundano no puede menos que sonar irónico.

Yo no pretendo ser irónico.   No hubo que esperar 4 años (lo que llevo acá) para tomarle cariño a esta ciudad, aunque sí hubo que esperar a que llegara mi media naranja llegara también a estudiar, para conocer varios rincones antes inexplorados de Glasgow y sus alrededores.    Eso sí, perdí la oportunidad de escribir sobre eso, al menos "en caliente".

Pero vuelvo sobre la tesis, espero que brevemente.    La idea inicial de este post, era decir una cosa: que nunca me llegué a cansar de mi tesis.     Fue un trabajo delicioso de hacer.   Interesante casi todo el tiempo, y ni siquiera me arrepiento de haberles botado corriente a las vastas cantidades de cosas que se quedaron por fuera; esas gravitan por ahí esperando que haga algo con ellas, como publicarlas.     Pero lo mejor, debo reconocerlo, era darle forma concreta y precisa a las ideas vagas que había amontonado, usualmente la víspera (exagero nuevamente) del día en que tenía que entregar algún tipo de informe, intentar pubicar algún artículo, o dar alguna charla.



Y ni hablar de las gráficas.   Tal vez lo único que me reprocho es no haberme permitido pasar más tiempo haciendo dibujitos.     Fueron una parte importante del proceso de darle forma a las cosas, y a veces parecían un fin en sí mismos.

La que acompaña esta entrada es un diagrama de Hasse que muestra unas relaciones de orden entre elipses; hay lineas entre elipses que contienen a otras.   En el caso de arriba son más redondeadas, y en el caso de abajo, más alargadas.   Las elipses más alargadas tienen menos relaciones de orden, porque no caben unas dentro de otras orientadas en otra dirección.    Esa diferencia es importante en la tesis, pero la gráfica se quedó afuera porque explicarlo hubiera sido una distracción.

La presencia de esa gráfica en esta entrada, prácticamente gratuita, pero no del todo, refleja tal vez parte de la razón de ser de la tesis: incluír cosas que me gustan.    Eso puede sonar poco científico, pero se que gente como P. A. M. Dirac, físico cuántico famoso, estaría conmigo.

Y aquí caigo en cuenta de que no he dicho (hasta el momento) la razón de ser de esta entrada: que la semana antepasada (el 30 de septiembre) la tesis fue entregada oficialmente para ser pasada a los jurados.   Se fue así.   Ya veremos qué opinaron. 

viernes, octubre 23, 2009

CONSECUENCIAS

[comienza entrada reciclada de hace más de un año] (mayo 27, 2011)

Imagen: set de filmación en exteriores de "la última palabra" (o como sea que la van a llamar en español), película que están filmando en Glasgow.

Esta parte del año donde el otoño llega a su fin, cambian la hora oficial para para que uno pueda levantarse más tarde al clima invernal, y los publicistas redoblan esfuerzos para que compremos cosas que no necesitamos, motivo Navidad.   Y, más importante aún, se llama «Consecuencias» en el calendario discordiano.    Y este año el nombre le suena particularmente adecuado a la época.     En particular, porque como tengo que terminar rápidamente mi tesis de doctorado, me he visto avocado a redoblar mi dedicación al trabajo en tiempo y en atención, dejando a un lado a Blogger, a Twitter y a Facebook (en ese orden).    Lo bueno, es que no han sufrido tanto las actividades que no están mediadas por la red completamente, como ir a cine, ir a bailar, acechar escritores por autógrafos (esta vez, nuevamente Alasdair Gray y Eoin Colfer, autor del sexto libro de la trilogía de la Guia de la Galaxia Echando Dedo).

[fin de la entrada reciclada hace más de un año]

Resultó que la tesis me iba a tomar un año más, principalmente porque había que aprender C++ (de la mano de mi segundo director, prácticamente un santo) para hacer cálculos dispendiosos y largos.  Pasé el comienzo del invierno de 2009-2010 puliendo los primeros capítulos de mi tesis; uno es sobre la medida, y tal vez vuelva a referirme a eso como ya lo había hecho.  Y también bailando, yendo a cine, y acechando escritores, aunque esto último con menos suerte.   Todas estas actividades se iban a potenciar con la ocupación del Hetherington Research Club, al cual probablemente también me referiré en una entrada posterior.

Para redondear la entrada, completaré con algo sobre Alasdair Gray.

Después de haber abandonado el libro por la mitad, retomé por estos días la biografía de Alasdair escrita por Rodge Glass, y me encontré con que el escritor-pintor vivió un tiempo en la calle donde yo vivía en los tiempos de mis últimas entradas (Turnberry Road) y que una viejita que vende joyería en un almacen de ropa vintage, disfraces y kilts (donde estuve preguntando kilts para mi grado), fue su segunda esposa.   Me parece recordar que el encuentro con Alasdair al que hago referencia en esa entrada fue más o menos así:

Yo: Me parece que su idea de Dios creando mundos tetraédricos tiene sentido, y se me ocurren un par de maneras cómo podrían tener movimientos de rotaciones, precesiones y demás relativamente sencillos.

Alasdair: Jmmm... La cosa es que yo no fui criado en un hogar religioso, y por lo tanto no tengo ninguna animadversión por Dios como personaje.  De hecho, él me parece un buen tipo, que simplemente tiene que hacer un trabajo muuuuy difícil


Aparte de esa pequeña anécdota, debería culminar con algunas aclaraciones más:

  • El mundo no se acabó (hace poco sobrevivimos a una segunda venida de Jesucristo, predicha por alguno de esos predicadores chiflados)
  • No he visto la película en cuestión ("la última palabra") que sí fue estrenada, pero creo que pasó sin pena ni gloria
  • La tesis fue mandada en septiembre de 2010, sustentada recientemente, y aprobada por los jurados con correcciones menores.

martes, julio 21, 2009

LAS CINCO CULTURAS

Imagen: Intelectuales jugando canicas. Tomada de Smart Dogs

Primero, que eran dos culturas, en cierto modo antagonistas. En una esquina estaban los literatos y en la otra los científicos, o algo así, pero no en la sociedad en general, sino en la cúspide, peleándose la influencia sobre los hombres de acción que hacen que las cosas pasen y reparten la plata. Como la mala comunicación entre esos dos hemisferios del cerebro judeocristiano parecía algo muy preocupante, alguien con ideas dialécticas postuló que también existe una tercera cultura, de modo que se completara eso de la hipótesis-antítesis-síntesis.

Pero eso tampoco me gusta. Porque los discordiamos sabemos (aunque no estamos seguros) que eso de hipótesis-antítesis-síntesis es sólo una parte del ciclo dinámico de todas las cosas; ciclo que se cierra añadiéndole paréntesis y parálisis. Como hace poco me vi los crímenes de Oxford, de Alex de la Iglesia, (página web oficial acá) he representado estas etapas con los 4 símbolos pitagóricos mas uno que improvisé para la ocasión, en la figura que va con este párrafo. La hipótesis es el círculo tratando de abarcarlo todo, la antítesis es dos pedazos del círculo cortándose: en vez de abarcarlo todo, cortar y quitar. La síntesis, el triángulo, es como una solución de compromiso entre las dos anteriores, pero ésta es examinada y recontada obsesivamente (paréntesis, representada por el tetraktis pitagórico, símbolo del proceso de contar) llegando a una situación aún más limitada que es la parálisis (el asterisco de cinco puntas).

La hipótesis puede ser algo intuitivo, que le viene a uno a la cabeza sin entender bien cómo, como suele ser el caso de las cosas artísticas, la literatura, y todo eso. En la mayoría de los casos es necesaria una elaboración posterior, aunque algunos se la ahorren por pereza o mala fe (la mayoría) o porque no pueden hacerlo de otro modo (como Hunter S. Thompson, por ejemplo). La elaboración posterior no le quita su carácter de hipótesis, a menos que involucre el núcleo de la cosa.

La antítesis usualmente no puede aparecer sin una hipótesis, y consiste en una propuesta mucho más disciplinada y sensata. A veces, arrogante y hasta miope. Y tiene que basarse en algún tipo de reduccionismo. Es claro entonces cómo es el terreno de los científicos.

Soy el primero en entusiasmarse con la dichosa tercera cultura, es decir, de los literatos que tienen una idea decente de los aspectos esenciales de las ciencias y viceversa. Supongo que ahí estarán autores como Michel Houellebecq u otros por el lado literario, y otros como Steven Pinker por el lado científico. Pero no me hago ilusiones: sé que el curso natural es que la tercera cultura pase del estado de confusión (síntesis) a burocracia (paréntesis), para que finalmente haya parálisis, colapso y todo vuelva a comenzar.

He dicho FNORD.

Adenda:
Parece que alguien más se había ocupado del asunto dialéctico desde una óptica discordiana, aunque en inglés.

COMPREN, COMPREN